Puede ser curioso que no hayamos caído en la cuenta de los múltiples usos que les podemos dar a multitud de cosas que nos rodean y que forman parte de nuestras vidas. Ya no es una cuestión de reciclaje, ecología o términos que actualmente están de moda, es algo tan sencillo como el “aprovechamiento” y es que, si uno se para a pensar, la gran mayoría de cosas que nos rodean pueden ser aprovechadas para múltiples usos. Intentando seguir esta filosofía, en este caso, lo que originalmente fueron cuatro tablas, que se convirtieron en un “macetero” y que fue donado al Huerto Matarrubias, éste pasó posteriormente a ser usado como “semillero” en los comienzos del Huerto y cuando todavía no disponíamos del invernadero.
Todas las cosas tienen un momento y este semillero en cuestión, con unas mínimas reformas o recolocación de tablas, pasó a ser un “banco”, cuando prácticamente no había sillas para todos. Supongo que hizo su función.

Cuando sus posibilidades se vieron reducidas y pasó al montón de los “desechos orgánicos”, y aparentemente ya no tenía utilidad posible, se abrió otra ventana de utilidad que esperemos sirva para reutilizar, para mejorar, y para dar cobijo a los animales beneficiosos del entorno y, por ende, aumentar la producción de nuestras huertas; y, de esta manera, de sillón pasó a “refugio de insectos”.

Autor: Paco Javi